Postre de fresas y aspérula

Preparación:

1. Remojar 3 hojas de gelatina en agua. Entretanto, limpiar, lavar y trocear las fresas. Machacar en puré las fresas con 50 g de azúcar y el zumo de lima. Calentar el zumo de grosella roja. Escurrir la  gelatina, disolverla en el zumo de grosella y añadir removiendo al puré de fresas. Refrigerar en la nevera hasta que empiece a cuajar. 
2. Montar la nata con el azúcar avainillado. Incorporar la mitad de la nata al puré de fresas. Colocar los aros de repostería en platos adecuados. Rellenar hasta la mitad con la nata y refrigerar. 
3. Mientras tanto, remojar en agua las 3 hojas de gelatina que quedan. Calentar el vino blanco, 50 g de azúcar y el jarabe de aspérula. Escurrir la gelatina y disolverla en la mezcla de vino. Refrigerar en la nevera hasta que empiece a cuajar. Pasados unos minutos incorporar la mezcla al resto de la nata montada y extender sobre la capa de fresa. Refrigerar nuevamente en la nevera. 
4. Mientras, calentar las moras con 1 cucharada de azúcar, pasar por un tamiz y dejar enfriar. 
5. Retirar con cuidado los aros de repostería. Decorar por encima con el puré de moras. Colocar cubiertos de postre en platos. Espolvorear todo con cacao, retirar los cubiertos. 
6. Servir con una guarnición de fruta fresca y menta o hierbabuena. 

Ahí se encuentran más informaciones para cocinar y cocer con gelatina.

Tersas, lustrosas y rojas, nos tientan a darles un mordisco: nos referimos a las fresas

Para muchos, las primeras fresas del año marcan el comienzo por excelencia de la estación cálida. Entre mayo y julio, esta pequeña fruta nos invita a dar rienda suelta a nuestra creatividad. Además del puro placer de disfrutarlas acompañadas de helado de vainilla o nata montada, con ellas se puede hacer -de manera simple y sin esfuerzo- deliciosas mermeladas, pasteles, batidos y otros postres.

Es muy posible que las fresas hayan endulzado la vida cotidiana de los seres humanos desde tiempos tan remotos como la Edad de Piedra, aunque, como muy tarde, sin duda así lo hicieron en la Antigüedad. Durante la Edad Media se cultivaban a gran escala y la fresa de huerto actual, con el nombre botánico de Fragaria ananassa, existe también desde hace mucho tiempo: es originaria de mediados del siglo XVIII a partir de un cruce entre otras variedades salvajes.Las fresas, por cierto, no son realmente bayas o frutos del bosque sino lo que se conoce como frutos agregados. La parte roja es sólo un pseudo carpelo; los pequeños puntitos duros que hay sobre la fresa son los auténticos frutos. Pero no importa: a estos superventas rojos les gusta ser los protagonistas del verano. Con sólo 32 calorías por 100 gramos y 65 miligramos de vitamina C -más vitamina C que en cualquier otro cítrico - son un placer sano y ligero.Nuestra sugerencia: ¡adquirir fresas regionales y de temporada! En el ingenioso postre que presentamos, las fresas son un ingrediente principal junto con la aspérula y el cacao.

¡Esperamos que te diviertas y tengas mucho éxito probando nuestra receta!